jueves, febrero 25, 2016

Pacquiao Ataca a los Homosexuales

La Noticia:
El boxeador filipino enciende la polémica por sus comentarios. Después, lejos de retractarse, reivindica sus palabras… (excelsior.com.mx).

Comentario:
Con todo el respeto que me merece el señor Pacquiao, tenemos que decirle (al mejor estilo de Germán Dehesa) que: “No son modos.” Fue, o es, no estoy seguro, un buen boxeador. Eso lo respaldan sus títulos mundiales. Está comenzando una carrera en la política y parece que ya tiene un asiento en el Congreso de su país. Los mejores deseos de que esa carrera sea exitosa, porque si decide dedicarse a ministro de la Palabra, no estoy seguro de pronosticarle éxito.

Cierto, señor Pacquiao, que la Biblia coloca al homosexual en la categoría de pecador, pero también es pecador el mentiroso, el que anda en borracheras, el que anda en lujurias sexuales, el envidioso, y un largo etcétera. Al punto de que todos (no se ofenda, pero en TODOS, estamos incluidos usted y yo, con el señor Pacquiao por delante), todos somos pecadores y no hay uno solo bueno delante de Dios.

Lo que dice la Biblia:
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios (Lucas 18:19).

Si todos somos pecadores, ¿por qué denigrar a un grupo, como si los demás grupos fueran mejores? ¿Un mentiroso es superior a quien ve porno? ¿Un bebedor puede despreciar a un homosexual?

No hay pecados mejores o peores. Todos los pecados entristecen a Dios. Y nosotros no somos nadie para juzgar a los demás.

La buena noticia es que, si bien todos somos pecadores, todos podemos pedir perdón y acercarnos a Jesús como Señor y Salvador. Pero es una decisión personal que, muchas veces, las presiones de otros, la retrasan.

Phillip Yancey, en su libro sobre la gracia, contaba la historia de una prostituta quien afirmaba que no iba a la iglesia porque sentía sobre ella todas las miradas y lo peor, es que eran miradas de reprobación. ¿Por qué asistir a un sitio donde se es juzgado de entrada? Ella, por supuesto, se alejó de la iglesia y, eventualmente, se alejó de Dios.

Si un pecador no percibe amor en quien predica el Evangelio, huirá de él. No basta con repetir la Palabra, tenemos que ser sabios en las formas.

jueves, febrero 11, 2016

A la Luz de la Biblia se Convierte en Libro

Ahora puede obtener el libro A la Luz de la Biblia a través del Amazon de su localidad. Luego de un arduo proceso, finalmente se pudo pulir, revisar y editar el material que ha sido favorecido por los visitantes al Blog.

Lo invito, no solo a adquirir y disfrutar el libro, sino a recomendarlo a quien usted crea le puede ser de bendición.

El lector de libros Kindle para celular, tableta o computadora, es gratis a través de la página de Amazon, o a través de cualquier tienda de aplicaciones. Para bajar el libro, aparte del Kindle, usted requerirá inscribirse a Amazon, pero le aseguro que no se arrepentirá. La librería de Amazon es extensa y puede adquirir muchos libros a precios mucho más económicos que en las librerías normales.

No pretendo hacer comercial de Amazon, sino de mi libro. Estoy convencido que, si lo adquiere, no se arrepentirá y por supuesto, apoyará mi misión de motivar el estudio de la Palabra de Dios.

Un libro que pone de manifiesto qué tan viva es la Palabra de Dios en nuestras vidas.

 A la Luz de la Biblia


En una combinación de humor ingenioso y seriedad, el libro presenta situaciones del diario vivir publicadas en noticias comunes y las asocia con los principios trascendentales de la Biblia.
O estando en Amazon.com o Amazon.com.mx, teclea en el buscador: A la luz de la Biblia
O usa tu celular con el lector de códigos QR:



El Recorrido de la Visita del Papa en México

La Noticia:
Francisco sostendrá varios encuentros y ofrecerá misas en cinco entidades: Chihuahua, Chiapas, Michoacán, Estado de México y el DF… (elpais.com).

Comentario:
No podemos sino reconocer que el Papa Francisco tiene una gran influencia sobre los creyentes católicos, y según estadísticas (INEGI, 2010), en México, alrededor del 82% de la población profesa la religión católica.

No pienso hablar mal del Papa. Estoy convencido que, si no puedo decir algo positivo de una persona sin que ella esté presente, es mejor no decir nada. Además, no niego que el Papa Francisco es muy carismático. Más bien me gustaría decirle algo a él. Ya sé que no está entre los lectores de este sitio, pero nada me cuesta imaginar que alguien se lo va a recomendar y que el Papa se divertirá leyendo mis artículos.

El punto es ¿qué le diría al Papa si por alguna razón me escuchara? Si usted, lector, lo visita alguna vez, ¿qué le diría?

No me pondría a debatir con él las diferencias entre protestantes y católicos. Tampoco mencionaría los problemas que enfrentan las religiones. Ni siquiera hablaría de política.

Sólo le diría: “Por favor, en sus mensajes a su grey, recomiéndeles leer la Biblia.”

Eso sería todo. Y lo pienso porque leer la Biblia acerca al creyente, de cualquier “división” (note las comillas en la palabra) del cristianismo, a Jesús. Y en eso, todo cristiano que se precie, debería coincidir en que es un objetivo loable.


La lectura espiritual
152. Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señor nos quiere decir en su Palabra y de dejarnos transformar por el Espíritu. Es lo que llamamos «lectio divina». Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oración para permitirle que nos ilumine y nos renueve. Esta lectura orante de la Biblia no está separada del estudio que realiza el predicador para descubrir el mensaje central del texto; al contrario, debe partir de allí, para tratar de descubrir qué le dice ese mismo mensaje a la propia vida. La lectura espiritual de un texto debe partir de su sentido literal. De otra manera, uno fácilmente le hará decir a ese texto lo que le conviene, lo que le sirva para confirmar sus propias decisiones, lo que se adapta a sus propios esquemas mentales. Esto, en definitiva, será utilizar algo sagrado para el propio beneficio y trasladar esa confusión al Pueblo de Dios. Nunca hay que olvidar que a veces «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14).

153. En la presencia de Dios, en una lectura reposada del texto, es bueno preguntar, por ejemplo: «Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?», o bien: «¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por qué me atrae?». Cuando uno intenta escuchar al Señor, suele haber tentaciones. Una de ellas es simplemente sentirse molesto o abrumado y cerrarse; otra tentación muy común es comenzar a pensar lo que el texto dice a otros, para evitar aplicarlo a la propia vida. También sucede que uno comienza a buscar excusas que le permitan diluir el mensaje específico de un texto. Otras veces pensamos que Dios nos exige una decisión demasiado grande, que no estamos todavía en condiciones de tomar. Esto lleva a muchas personas a perder el gozo en su encuentro con la Palabra, pero sería olvidar que nadie es más paciente que el Padre Dios, que nadie comprende y espera como Él…

El Papa se dirigía a los predicadores, pero, ¿acaso no aplica también al mortal común?

Lo que dice la Biblia:
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).

¡Ojalá el Papa Francisco usara su gran influencia para motivar a toda la gente a profundizar en la Palabra de Dios!