miércoles, marzo 26, 2014

Alegría

Lo que dice la Biblia:
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4)

En más de una ocasión me he sorprendido quejándome. Por ejemplo, el otro día me quejé de falta de estatura para jugar al basquetbol como hubiera deseado. Pronto me arrepentí. Estatura o no, muy probablemente mi vida no hubiera estado centrada en un deporte, y el destacar en él no habría servido más que para impresionar a algunos amigos los fines de semana. Así que, ¿qué importancia tienen unos centímetros más o menos?

Lo que sí es importante es reconocer lo que Dios nos concedió. Si usted carece de imperfecciones físicas y posee completa salud, tiene que agradecer más a Dios, ¡Aleluya! Lo normal, prácticamente el caso de la mayoría de las personas, es que tenemos alguna enfermedad o cierta carencia física. No lo resaltemos o atribuyamos importancia, porque si nos fijamos bien, es más lo que tenemos que lo que nos falta.

Recordemos que tenemos un cerebro funcionando con su memoria y dominio propio. Tenemos los sentidos, con todo el placer que puede llegar a través de ellos. Tenemos la locomoción que nos permite desplazarnos y movernos a nuestra voluntad. Tenemos un planeta para recorrer, apreciando sus habitantes y maravillas naturales. Tenemos familiares y amigos que han surgido por el hecho de vivir en una comunidad. La lista puede seguir y ser muy específica en cualquiera de los rubros mencionados, pero el punto es que, a pesar de que a usted y a mí nos falte algo, lo mucho que tenemos debe ser motivo suficiente para alegrarnos.

Cada día demos gracias por todas las bendiciones recibidas de Dios y… ¡Alegrémonos!

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