jueves, diciembre 18, 2014

Residencia

Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón (Colosenses 3:16).

He aquí un consejo sabio: “Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza…” ¿Qué involucra? Que necesitamos sacarle jugo a la palabra y para ello debemos leerla, estudiarla, reflexionar sobre ella, entender lo que implica seguirla, saborearla, disfrutarla, etc. No puede residir en nosotros algo que pasó volando un domingo en particular. Para que algo tome residencia, debemos permitirle la entrada, hacerla sentir a gusto y ofrecerle toda comodidad posible.

Un viejo proverbio dice: “no puedes impedir que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero sí que hagan nido en ella.” Esto normalmente es asociado con los malos pensamientos y el pecado. Por ejemplo el adulterio no surge de improviso, sino que tuvo que anidar la idea de “no pasa nada,” “todos lo hacen,” o similares, primero. No por escuchar un caso de adulterio nos vamos a permitir concebir la posibilidad de realizarlo.

Respecto a la Palabra de Cristo es lo opuesto. Debemos dejar que anide en nuestras cabezas y no se quede en un simple revoloteo. Debemos hacer un lugar especial en nuestro corazón y atesorarla. El viejo proverbio es claro en el punto de que depende de nuestra voluntad qué ideas dejamos que residan en nosotros. Ahuyentemos al pecado y alojemos la Palabra. Y recuerde que sólo puede habitar en nosotros aquello en lo que reflexionamos. ¿En qué está pensando en estos días?


viernes, diciembre 05, 2014

Talento

El rey le contestó: 'Siervo malo, con tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Así que sabías que soy muy exigente, que tomo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré? (Lucas 19:22)

Quizás recuerde la historia: un hombre de la nobleza salió de su tierra para ir a ser coronado rey y antes de partir dejó dinero a sus siervos para que lo administraran. Al regresar pidió cuentas y recompensó a quienes reprodujeron el dinero. Uno de ellos le regresó la suma intacta y además trató de excusarse alegando que el hombre era muy exigente.

La historia intenta resaltar el hecho de que Dios nos ha dado cosas: dinero, bienes, talento, habilidades, etc., y que eventualmente llegará el momento en que tengamos que rendir cuentas de lo que hicimos en beneficio de Dios. Es importante que no cometamos los mismos errores que el siervo malo de la historia.

Primero, no hacer nada con lo que recibimos. Enterrar el dinero es equivalente a quedarnos callados si Dios nos dio la habilidad de predicar el Evangelio, a quedarnos cruzados de brazos si tenemos el talento para construir congregaciones, a cerrar los puños si somos capaces de escribir correos o artículos para el ministerio, a esconder nuestras carteras si hay que invertir en la obra de Dios. Segundo, tratar de culpar a Dios. Note en la historia que el rey no se defendió de los cargos que el siervo malo le imputó, pero aun así le exigió resultados. No importa cómo percibimos a Dios. Él no se va a presentar físicamente ante nosotros, no en esta tierra, y a pesar de ello debemos hacer algo con nuestro talento en favor del Reino. No cometa los errores del siervo malo, comience a usar su talento hoy.

jueves, agosto 07, 2014

Prudencia

Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca (Proverbios 17:28).

¿Habrá visualizado el sabio Salomón los nuevos tiempos, estos en los que hablar por Facebook y Twitter es algo común? En ese sentido, ¿cerrar la boca implica también los mensajes de texto?

Acabo de leer la noticia de que algunos bromistas pusieron una foto de Steven Spielberg, el famoso director de Parque Jurásico, posando junto al cuerpo inerte del triceratops (quizás lo recuerde de la película: un triceratops enfermo tirado de costado). Los bromistas subieron la foto a las redes sociales y, aprovechando que tenía una pose al estilo de los cazadores, acusaron a Spielberg de “matar” animales inocentes. Lo sorprendente fue que muchas personas reaccionaron escribiendo que era un cazador inhumano y que ya no volverían a ver sus películas.

No es tan grave no saber que los dinosaurios están extintos desde hace millones de años, como el opinar de un tema del que no tiene uno idea. La prudencia de la que habla Salomón se refiere a eso. Por supuesto que podemos usar las redes sociales, por supuesto que podemos, e incluso debemos, comunicarnos con familiares y amigos. El problema es opinar, sin bases, sobre situaciones debatibles.


Ojalá tenga el deseo ferviente de hablar sobre el Evangelio. En ese sentido no cierre la boca. La sugerencia, en todo caso, es leer antes la Palabra, estudiarla, conocerla, a fin de que nuestras palabras sean sabias y tengan un efecto poderoso.

miércoles, agosto 06, 2014

Progreso

Lo que dice la Biblia:
Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando (1 Timoteo 4:15).

En los deportes, cuando alguien destaca, por ejemplo ganando un torneo, es porque se ha entrenado y ha puesto diligencia en su disciplina. Sería por demás raro que alguien que jamás entrena al tenis, pudiera llegar a ser campeón de Wimbledon. Equipos de futbol que no entrenan, son eliminados a las primeras de cambio. Un clavadista olímpico no puede aspirar a una medalla si no ha pasado incontables horas practicando los diferentes tipos de clavados. Por supuesto que además se requiere de cierto grado de habilidad por parte del deportista.

Algo similar apreciamos en la carta a Timoteo. En ella Pablo está conminando a Timoteo a entrenar. Damos por sentado que Timoteo tiene la habilidad básica, en este caso el haber aceptado a Jesús como salvador. Igualmente, al convertirnos en seguidores de Jesús, nosotros contamos con lo fundamental… ¿para qué entonces entrenar?

Porque tenemos que dar testimonio al mundo. Unos versículos antes, Pablo le dice a Timoteo: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos” (1 Timoteo 4:12-13). Dios nos pide ser ejemplos y nos conmina a leer la Palabra y a enseñar y animar a la gente.

Quizás no podamos llegar a ser medallistas olímpicos, pero podemos entrenar para cumplir con una misión más eterna. Hagamos lo imposible por progresar en el Reino.


sábado, agosto 02, 2014

Dignos del Llamamiento

Por eso oramos constantemente por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos del llamamiento que les ha hecho, y por su poder perfeccione toda disposición al bien y toda obra que realicen por la fe (2 Tesalonicenses 1:11).

No sé si le ocurra a usted, pero ocasionalmente este versículo me perturba. Sobre todo me asaltan las siguientes preguntas: ¿Y si no soy digno del llamamiento? ¿Qué hay que hacer para ser digno? Soy honesto al decir que no siento tener la capacidad de Noé, quien construyó un arca en fe, o el coraje de David, quien derrotó él solo a un gigante y después venció en incontables batallas, o el espíritu de Moisés, quien conversaba con Dios y fue usado para liderar al pueblo de Israel y abrir las aguas del Mar Rojo, o el aplomo para superar las pruebas que tuvo Abraham. ¿Cómo entonces voy a ser digno del llamamiento?

Hoy no existen batallas que ganar (al menos alrededor nuestro afortunadamente), como cuando Josué conquistó Canaan, no existen muros o templos derribados que restaurar, como hicieron Nehemías y Esdras, no está en nuestras manos proteger a un pueblo, como les tocó a Esther y Mardoqueo, no estamos en el exilio para mostrar la valentía de Sadrac, Mesac y Abednego. Entonces… ¿qué podemos hacer para ser dignos?

La respuesta está en el mismo versículo: “…por su poder perfeccione toda disposición…” Ninguno de los mencionados hubiera podido hacer nada sin el poder de Dios detrás. Moisés no abrió el Mar Rojo, Dios lo hizo a través de la fe de Moisés. Esa es la clave, acercarnos a él, mostrar nuestra disposición al bien y dejar que él obre. Él nos dirá en qué quiere que lo apoyemos y tengamos la seguridad que aunque parezca algo simple, será parte importante de su plan. Hablar a un vecino, orar un miércoles por la tarde, ser ejemplo de comportamiento, educar a nuestros hijos en la Palabra…

Quizás no tengamos que ir a una batalla física, pero eso no significa que no seamos soldados en una batalla más relevante. Mostremos nuestra disposición a Dios y dejemos que Él nos guíe.

viernes, julio 04, 2014

La Tempestad Viene

Lo que dice la Biblia:
Les sobreviene un diluvio de terrores; la tempestad los arrebata por la noche (Job 27:20).

No es necesario ser pesimista para entender que las tormentas son inevitables. Una enfermedad repentina, la muerte de un ser querido, un problema financiero, un conflicto con un familiar, un accidente imposible de prever… “La tempestad los arrebata por la noche…” Si bien Job estaba hablando de los impíos, aquellos a quienes no les importa Dios, las tempestades llegan incluso para los cristianos.

Es importante entender que el creer en Dios no inhibe las tormentas. Por ejemplo, todos hemos de fallecer algún día y eso implica un impacto a nuestro alrededor. Alguien nos llorará. Pero Dios no prometió eliminar las tormentas, sino darnos la paz necesaria para enfrentarlas. Esa es la diferencia. Nadie está exento de sufrir un accidente al conducir un vehículo, pero las consecuencias se minimizan si tuvimos la previsión de adquirir una póliza de seguros. De la misma manera, si nos acercamos a Dios, tendremos un respaldo para salir delante de las tormentas.

La reflexión es entonces ser previsor y acercarse a Dios antes de que lleguen los problemas. Dios nos dará: 1) sabiduría para manejar durante la tormenta, 2) tranquilidad para enfrentarla sin angustias y 3) la garantía de que las consecuencias serán mínimas. El propio Job perdió todo su patrimonio, pero al final de la historia, luego de entender a Dios, tuvo más de lo que había perdido.


No esperemos a que la tormenta llegue, sino consigamos desde ya el mejor seguro disponible en este mundo: ¡Acerquémonos hoy mismo a Dios!

miércoles, julio 02, 2014

Bajar de la Cruz

Lo que dice la Biblia:
¡Baja de la cruz y sálvate a ti mismo! (Marcos 15:30)

Quizás recuerde el contexto. Jesús había sido crucificado y mientras agonizaba, la gente al pasar se mofaba de él: “Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.” (Marcos 15:29-30). De hecho, hubiera podido hacerlo, como hijo de Dios tenía poder para eso y más, pero… ¡qué bueno que no lo hizo!

Gracias a que se quedó en la cruz, nosotros pudimos tener esperanza. Esa cruz fue la redención de “nuestros” pecados. Muchos se refieren a esto como la última tentación. El diablo ya había tentado a Jesús para que se separara de Dios y este era su último esfuerzo para que Jesús abandonara el plan redentor. Jesús se quedó en la cruz y la vida eterna estuvo al alcance de todos.

Hay una reflexión adicional. También es una frase que se nos presenta en la vida diaria. ¡Baja de la cruz…! Es un grito de la gente a nuestro alrededor que no tiene conciencia de su poder. ¡Baja de la cruz… y toma el placer en tus manos, o disfruta de la vida sin importarte el pecado! En pocas palabras el mundo nos dice: ¡Sálvate de esa religiosidad, de esa vida cerrada al placer! Compañeros se burlan por no aceptar emborracharnos, cometer adulterio, no mentir, pagar impuestos, etc..., como si la diversión estuviera correlacionada estrechamente al nivel del pecado. Ciertamente no lo dicen con esas letras, pero la implicación es clara: ¡Baja de la cruz y escapa de esa vida opaca!


Pero esa cruz sirvió para dejar nuestros pecados. Así como Jesús resistió las burlas y se tragó el orgullo de demostrar su poder, así nosotros debemos resistir la tentación de bajar de esa cruz. El poder es de Dios, la voluntad es propia: ¡Quedémonos en la cruz!

lunes, junio 30, 2014

Comprensión

Ahora no entiendes lo que estoy haciendo -le respondió Jesús-, pero lo entenderás más tarde (Juan 13:7)

¿Cómo cristiano ha tenido problemas? A menos que esté usted viviendo en otro planeta, seguramente la respuesta es afirmativa. Todos hemos tenido problemas: de salud, financieros, de relaciones con familiares, amigos o compañeros de trabajo o de estrés por mencionar algunos. ¿Por qué, si leemos nuestras biblias, asistimos a los servicios dominicales y oramos de cuando en cuando, no nos libra Jesús de tales problemas? ¿Dónde está Jesús mientras nuestros problemas nos atosigan y se nos viene encima el mundo?

Algunos toman la conclusión equivocada de que Jesús, o no puede resolver nuestros problemas, o no le importa resolverlos. Conociendo a la naturaleza humana que busca explicaciones inmediatas y forma juicios con información insuficiente, Jesús le contestó a Pedro: “Ahora no entiendes lo que estoy haciendo…, pero lo entenderás más tarde” (Juan 13:7). Y esta respuesta aplica para cada uno de nosotros que no alcanza a comprender por qué Jesús no obra milagros inmediatos en nuestras vidas.

Con tiempo, con la mente clara, con mayor información de las consecuencias del problema, podremos entender que la mano de Jesús nunca está ausente. Simplemente quiere que formemos carácter al dejarnos enfrentar los problemas. Ciertamente hay quienes jamás lo entienden, pero es porque le vuelven la espalda a Jesús a la primera contrariedad. Nuestra oración debería ser: “Señor, si es tu voluntad quita de mí este problema, pero si no, ayúdame a entender el motivo de su existencia.”

Jesús le prometió a Pedro que entendería lo que estaba haciendo más tarde. Así que tengamos paciencia y aprendamos a reflexionar para tener algún aprendizaje de ese problema que estamos padeciendo. Esté confiado que a Jesús le importa mucho usted, de hecho tanto, que permitirá que ciertas circunstancias le atormenten, pero sólo porque estas, eventualmente, se tornarán para bien. 

lunes, junio 02, 2014

Matar a Jesús

Lo que dice la Biblia:
Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación (Juan 11:48).

Tal vez recuerde el episodio. Jesús estaba haciendo muchas señales, la gente estaba volcándose tras él y esto preocupó a los judíos en las altas esferas del “poder.” Ciertamente la nación judía estaba bajo el control del Imperio Romano, pero aun así, los patriarcas gozaban de ciertos privilegios que no querían perder. “Así que, desde aquel día acordaron matarle.” (Juan 11:53) Fue la conclusión de ellos. No les importó la vida de Jesús, ni tampoco les importó si la gente obtenía más beneficios aprendiendo de él y recibiendo milagros de él. Lo que les importó para tomar su decisión, era que los romanos podrían cambiar las cosas y que ellos seguramente perderían su posición.

Antes de criticar duramente a los líderes judíos, piense un momento si no caemos en lo mismo hoy en día. No se escandalice, sino reflexione. ¿Acaso no “matamos” a Jesús cuando lo dejamos en el olvido en nuestras decisiones diarias, cuando actuamos como si él no existiera? Matamos a Jesús cuando no nos atrevemos a cambiar nuestras vidas basados en sus enseñanzas, cuando preferimos seguir la corriente del mundo porque así son las cosas, cuando vemos programas de televisión y películas vulgares que “todos” ven para poder tener conversación, cuando nos enteramos de los últimos chismes de los famosos porque los compañeros los comentan, cuando bebemos cerveza o vino para convivir con el jefe o los amigos…

Deseamos mantener los beneficios al dejar las cosas como están, sin pensar, primero en lo que sufre Jesús al ver nuestra actitud y segundo, en la gente de nuestro alrededor que sin Jesús, está condenada a una vida de pobreza espiritual y muerte eterna. Sólo pensamos en nuestra comodidad y privilegios.

Tomemos la radical decisión de evitar la muerte de Jesús. ¿Cómo? Con fe suficiente para que siga obrando milagros, incluyéndolo en nuestras decisiones diarias, aprendiendo de Su Palabra para que su enseñanza se mantenga viva, conversando con Él a través de la oración… Los líderes judíos tomaron la decisión extrema de matar a Jesús. ¿Cuál es la suya?

viernes, mayo 23, 2014

El Segundo Toque

Lo que dice la Biblia:
Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fue sano, y vio de lejos y claramente a todos (Marcos 8:25, RV2000)

Quizás recuerde la historia: Cuando Jesús estaba en Betsaida le llevaron a un ciego… “tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos encima, le preguntó si veía algo. Y [él] mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles. Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fue sano, y vio de lejos y claramente a todos” (Marcos 8:23-25). Jesús usó un método poco…, digámoslo así, llamativo: escupir en los ojos. Y no fue la única vez. Leemos en Juan 9:6 que también restableció la vista a un ciego con su saliva, aunque en esa ocasión hizo un lodo con ella.

A primera vista podría parecer preocupante que en el caso del ciego de Marcos 8:23, Jesús haya necesitado un segundo intento. Si la primera vez el ciego veía a los hombres como árboles, algo no estaba bien. ¿Jesús se equivocó en el primer intento? ¿O quería que aprendiéramos algo de este episodio? Me inclino por esta última opción.

El aprendizaje no es que la saliva de Jesús era milagrosa, no nos vayamos por esta avenida. Puede ser que quería enfatizar que todas las personas son diferentes y cada una recibe su milagro de forma diferente, incluso, en algunos casos, no a la primera ocasión. Otra posibilidad es que Jesús quería decirnos que necesitamos de un segundo toque. Cierto, la primera vez que recibimos a Jesús nos convertimos en cristianos y recibimos la vida eterna, pero ¿vemos claramente a los hombres? Jesús quiere que los veamos como él los ve: con amor, dignos de su sacrificio. ¿Seguimos juzgando, criticando, burlándonos, ignorando a/de los demás? Necesitamos de ese segundo toque ya. Los hombres no son árboles que se mueven. Debemos verlos claramente.

miércoles, mayo 21, 2014

Acuérdate de Mí

Lo que dice la Biblia:
Luego dijo: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino (Lucas 23:42).

Son las palabras de uno de los ladrones que fueron crucificados junto con Jesús. Recordemos que el otro retó a Jesús a bajar de la cruz y rescatarlos a ellos. Probablemente ninguno de ellos fue capaz de sondear el misterio que representaba la crucifixión de Jesús, pero uno de ellos tuvo la sabiduría necesaria para entender que existía aún un Reino en el futuro de Jesús. De ahí sus palabras.

¿Deseaba una placa que conmemorara su nombre? ¿Deseaba que Jesús lo elogiara cuando fuera Rey para que el resto de la gente supiera quién había sido? ¿Deseaba que Jesús pusiera una foto de él en su oficina de Rey? Difícilmente. Él aceptó que estaba siendo crucificado en justo castigo por sus acciones del pasado. ¿Qué podría presumir a la posteridad? No. Probablemente lo que él deseaba es que Jesús lo restaurara, que le perdonara sus pecados y le permitiera entrar en la vida eterna sin mancha.

En ese sentido, todos somos como él. No deseamos que Jesús se acuerde de nosotros como aquellas personas que hicieron tal y cual cosa vergonzosa. No podemos negar que todos hemos hecho algo de lo cual nos avergonzamos. Queremos que Jesús se acuerde de nosotros para restaurarnos. Nuestras palabras deben ser: “Jesús, recuerda que necesito ayuda.”  No seamos necios como para decir: “Jesús, ¿recuerdas que le entregué dinero a aquel pobre vagabundo? Acuérdate de eso no de mis faltas.”


Dejemos que Jesús se acuerde de nuestros pecados. Sabemos que Él nos puede ayudar y los puede limpiar. Recordemos lo que le dijo al ladrón crucificado: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” No esperemos a estar en el lecho de muerte para pedirle a Jesús que se acuerde de nosotros. 

martes, mayo 20, 2014

Merecer

Lo que dice la Biblia:
¡El mundo no merecía gente así!  Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas (Hebreos 11:38).

¿Ha visto alguna vez la entrega de los Óscares, la premiación de medallas olímpicas, el trofeo que se entrega a los campeones de eventos deportivos? Quizás ha visto la lista de las 10 celebridades más famosas, los mejores cantantes, los mejores autores… Parece que en el mundo existe un grado de competencia enfermizo para ser el mejor en alguna disciplina o área. Hay una lista de honor para todo: el empleado del mes, el profesor mejor evaluado, el vendedor estrella, etc.

El mundo reconoce y honra a su manera a quien destaca en las actividades mundanas. Hay una lista, sin embargo, que opaca por mucho el ganar un Óscar: la lista mencionada en Hebreos 11. En ella se mencionan a los campeones de la fe quienes van a tener una recompensa eterna, no un diploma que durará el suspiro que es la vida. Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Rahab, David, Salomón, entre otros, están en esta lista. La buena noticia es que la lista no está terminada y que hay aún espacio para que podamos ingresar nosotros a ella. La condición es simple, que no sencilla: tener una fe especial.

No nos confundamos, no es malo estar en una lista de honor humana, pero sin duda es mejor mil veces estar en la de Dios. Que la fama del mundo no nos robe el sueño, porque es a Dios a quien tenemos que impresionar. Y recuerde que Él no se impresiona con sacrificios, trabajo, flagelaciones o sufrimiento. Lo importante para Dios es la fe que tenemos. Como dice Hebreos 11:38, el mundo no merece gente con fe. Dios sí.


viernes, mayo 09, 2014

Memoria

Lo que dice la Biblia:
Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto… (Deuteronomio 8:2a)

Seguramente hay quienes tienen menos de cuarenta años de conocer a Dios, pero ya sea un año o cuarenta años, el principio aplica: Dios nos ha guiado por terrenos peligrosos.

Es inevitable tener que afrontar decisiones: personales, familiares, financieras, en el trabajo, etc. Siempre habrá algún tipo de terreno no transitado enfrente de nosotros. Siempre existirá algún tipo de incertidumbre en nuestras vidas. En esos momentos conviene hacer lo que dice el versículo: recordar que Dios nos ha guiado en el pasado. Si está usted vivo (lo cual es altamente probable si está leyendo estas líneas) Dios ha estado con usted.

Antes de tomar una decisión importante, antes de aceptar un nuevo empleo o una nueva responsabilidad, antes de cambiar de casa, antes de comprar ese auto, o en fin, antes de seguir caminando, conviene recordar lo que ha hecho Dios por nosotros. Todo lo que nos acompañó, lo que pasó con nosotros y por nosotros, todo lo que nos enseñó, todo lo que nos aguantó, en pocas palabras, todo lo que es Él.


Hagamos una pausa en el camino y recordemos las bendiciones recibidas. Guardar memoria de ellas, no solo nos reconfortará sino que lo honrará a Él. Adelante, traiga a la mente, o mejor aún, comparta con alguien lo recibido de Dios: salvación, sanidad, paz, seguridad, amor…

miércoles, abril 30, 2014

Lámpara Encendida

Lo que dice la Biblia:
Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes decidieron disfrutar de su luz por algún tiempo (Juan 5:35).

Son palabras de Jesús acerca de Juan el Bautista, reconociéndole, e incluso agradeciéndole, por su labor. Imaginémonos que un día, Jesús pudiera decir lo mismo de nosotros. Que Él dijera: “_______ (ponga aquí su nombre) era una lámpara encendida y brillante.” ¿No sería grandioso? ¿Quién no quisiera recibir semejante elogio del mismísimo Jesús?

Ahora bien, para alumbrar, una lámpara consume energía. En los tiempos de Jesús, seguramente se estaba hablando de una lámpara de combustible, de una antorcha, o incluso de una vela. Pero aún una lámpara moderna consume la batería, más rápidamente mientras más intensa sea la luz. El punto es el siguiente: no podemos alumbrar sin pagar un precio. El reverendo Leonard Ravenhill dijo: “El costo de alumbrar es quemarse.” Y en Jeremías 23:29 leemos: “¿No es acaso mi palabra como fuego, y como martillo que pulveriza la roca? afirma el Señor.”

En la medida que dejemos que la Palabra de Dios penetre en nuestros corazones, estamos permitiendo que todo lo vano y superficial (la madera, la paja) se queme y sólo quede lo resistente, lo perdurable, lo que tiene valor eterno, en nosotros. Una vez que Dios nos quema, los gustos mundanos del pasado (reuniones para beber y fumar, promiscuidad sexual, vulgaridades, chismorreo, etc.) se desvanecen y nos inundamos de placer por buscar la verdad, el amor y la justicia. En ese momento comenzaremos a alumbrar.


¿Desea que Jesús lo reconozca como una lámpara encendida y brillante? ¡Apresúrese a quemar lo superfluo que hay en usted con el fuego de la Palabra!

jueves, abril 10, 2014

Sabiduría

Lo que dice la Biblia:
Clama la sabiduría en las calles;  en los lugares públicos levanta su voz (Proverbios 1:20).

Interesante lo que dice el versículo: “Clama la sabiduría en las calles.” El problema es que el mundo no la escucha. En las calles hemos presenciado accidentes de tránsito o incluso hemos estado involucrados en alguno y seguimos acelerando porque vamos retrasados a algún compromiso. En las calles hemos sido testigos de abusos de comerciantes que inflan artificialmente sus precios para aprovecharse del necesitado. En nuestros centros de trabajo hemos notado como los empleados toman ventaja de lo que pueden echar mano y como los empleadores abusan de su poder. En los medios hemos escuchado recomendaciones de expertos en nutrición y cuidado del cuerpo. A nuestro alrededor observamos conocidos que gastan más de lo que perciben. Sólo por mencionar algunos ejemplos.

Clama la sabiduría en las calles, pero no la escuchamos. Seguimos conduciendo temerariamente, seguimos tomando ventaja de quien se deja, seguimos consumiendo comida poco saludable, seguimos sin ejercitar nuestros cuerpos, seguimos usando una o varias tarjetas de crédito, seguimos, en pocas palabras, siendo necios a los consejos de nuestros mayores o de los expertos.

Proverbios 1:22 dice: “¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento?” Estas fueron palabras de impaciencia de Salomón, muchos años antes de que naciera Jesús, pero pareciera que las pronunció observando a nuestra sociedad hoy en día. ¿Cuándo tendremos el sentido común de tratar a nuestros cuerpos con disciplina, de tratar a nuestros semejantes con amabilidad, de tratar a clientes, empleados, trabajadores, jefes y comerciantes con dignidad, de tratar a otros conductores y autoridades con respeto, de ahorrar en vez de gastar?


La sabiduría, en forma gratuita, levanta su voz en los lugares públicos. ¿Cuándo la escuchará el mundo?

viernes, abril 04, 2014

Ya Está Sucediendo

Lo que dice la Biblia:
¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados (Isaías 43:19).

Vivimos una época de ritmo acelerado. La tecnología (teléfonos celulares, computadoras, medios de transporte), la comunicación (facebook, twitter, YouTube), el entretenimiento (películas, televisión, prensa) y por supuesto la agitada rutina diaria (empleo, familia, quehaceres domésticos, tareas escolares) no nos dejan tiempo para reflexionar acerca de la Palabra y profundizar en nuestra relación con Dios.

A tal punto vivimos a las prisas que no percibimos lo que Dios está haciendo. Isaías 43:19 dice: “Ya está sucediendo.” Esto fue verdad en la época de la deportación, en el tiempo de Jesús y es verdad en nuestro tiempo. La gente está tan ocupada con sus cosas que no se da cuenta de esos caminos en el desierto o de esos nuevos ríos. Tal vez no sean literales, de hecho esta parte de la escritura está escrita en forma de poesía, pero dirige nuestra atención a un punto: la obra de Dios el día de hoy.


Hay misioneros en muchas partes del mundo esparciendo el evangelio, las iglesias aumentan y los creyentes se multiplican. Si esperamos ver surgir un nuevo río en el desierto perderemos el propósito real de la obra de Dios. No que Dios no esté detrás de un terremoto o un tornado, pero no necesitamos eventos de tal magnitud para apreciarlo día a día. Dios está también detrás de esa sonrisa, de ese perdón, de esas palabras amables, de ese amor entregado a quien no se lo merece, etc. El reino de Dios es un reino de amor y ¿sabe qué? ¡Ya está sucediendo!

jueves, marzo 27, 2014

Arrepentimiento

Lo que dice la Biblia:
En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 3:1-2)

Es el comienzo del Nuevo Testamento. Habían pasado 400 años de silencio de Dios y aparecía Juan el Bautista, que más que profeta parecía hippie, a pesar de que ese concepto no aparecería sino 2000 años después.

Al escuchar la palabra: “Arrepiéntanse,” ¿qué escuchamos? Muy probablemente la mayoría de las personas escuchan una amenaza o una advertencia. Estas personas incluso completan la palabra con la siguiente frase: “O se irán al infierno.” Quizás han escuchado juntas esas expresiones tantas veces en boca de predicadores emotivos, pastores de recio carácter, sacerdotes expresivos, o incluso amigos o conocidos que tratan de evangelizar enarbolando razones convincentes, que es inevitable pensar que no son el mismo concepto.

¿Qué tal si nos esforzamos por escuchar en la palabra “Arrepiéntanse,” una invitación en lugar de una condenación? Sin duda así lo tenía pensado originalmente Juan. Una invitación a cambiar de dirección, a cambiar la forma pecaminosa de actuar, a mostrar un nuevo rostro, porque el reino de los cielos, donde predomina el amor, está cerca. Cuando aceptamos una invitación para convivir con amigos, lo hacemos porque creemos que pasaremos un buen tiempo juntos y no por las consecuencias de no hacerlo. De la misma manera, aceptemos la invitación de arrepentirnos de pecado para pasar el mejor tiempo posible con Jesús.


La pregunta es: ¿cómo mostraremos al mundo que hemos aceptado la invitación de Juan? Tenemos que ejemplificar con nuestra vida a quienes nos rodean que efectivamente el reino de los cielos está cerca. Tan cerca que ya nos alcanzó y puede alcanzarlos a ellos también.

miércoles, marzo 26, 2014

Alegría

Lo que dice la Biblia:
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! (Filipenses 4:4)

En más de una ocasión me he sorprendido quejándome. Por ejemplo, el otro día me quejé de falta de estatura para jugar al basquetbol como hubiera deseado. Pronto me arrepentí. Estatura o no, muy probablemente mi vida no hubiera estado centrada en un deporte, y el destacar en él no habría servido más que para impresionar a algunos amigos los fines de semana. Así que, ¿qué importancia tienen unos centímetros más o menos?

Lo que sí es importante es reconocer lo que Dios nos concedió. Si usted carece de imperfecciones físicas y posee completa salud, tiene que agradecer más a Dios, ¡Aleluya! Lo normal, prácticamente el caso de la mayoría de las personas, es que tenemos alguna enfermedad o cierta carencia física. No lo resaltemos o atribuyamos importancia, porque si nos fijamos bien, es más lo que tenemos que lo que nos falta.

Recordemos que tenemos un cerebro funcionando con su memoria y dominio propio. Tenemos los sentidos, con todo el placer que puede llegar a través de ellos. Tenemos la locomoción que nos permite desplazarnos y movernos a nuestra voluntad. Tenemos un planeta para recorrer, apreciando sus habitantes y maravillas naturales. Tenemos familiares y amigos que han surgido por el hecho de vivir en una comunidad. La lista puede seguir y ser muy específica en cualquiera de los rubros mencionados, pero el punto es que, a pesar de que a usted y a mí nos falte algo, lo mucho que tenemos debe ser motivo suficiente para alegrarnos.

Cada día demos gracias por todas las bendiciones recibidas de Dios y… ¡Alegrémonos!

Llamamiento Celestial

Lo que dice la Biblia:
Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús (Filipenses 3:14).

Hay dos cosas que destacan en este versículo. Primero que como cristianos tenemos que poner algo de nuestra parte para llegar a la meta y segundo, que Dios nos hizo un llamado.

Lo primero es muy importante. ¿Ha notado que sin un esfuerzo premeditado, las cosas tienden al desorden y al caos? No limpie la casa y verá como pronto se torna imposible vivir en ella. Viaje en un bote a la deriva y se perderá en el mar. Coloque un barco de papel en un río y viajará corriente abajo hasta estrellarse en alguna roca. Lo mismo ocurre en la vida del cristiano. No haga nada (no ore, no asista a la congregación, no lea su Biblia, no conviva con los hermanos) y notará que no puede ir hacia “arriba,” a la meta, sino que irá corriente abajo, a la deriva, hasta perderse.

Lo segundo es quizás más importante. No basta con lo que hacemos nosotros, sino que además necesitamos del llamamiento celestial. El esfuerzo personal no es suficiente para ir hacia “arriba,” necesitamos de un combustible especial. ¿Cuál es? Lo dice el versículo: Cristo Jesús. Debemos establecer una relación con Jesús para coordinar ese esfuerzo que nos permita ganar el premio.


Motivémonos a seguir avanzando hacia la meta (pongamos de nuestra parte) sin olvidar que la clave está en tener como capitán de nuestros esfuerzos a Jesús.

martes, marzo 18, 2014

Somos la Luz

Lo que dice la Biblia:
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo (Mateo 5:16).

Palabras de Jesús a sus seguidores. Esto es, a nosotros. Antes Jesús dijo que somos la sal y que debemos sazonar con Su gracia y su Palabra a quienes nos rodean. Ahora dice que somos la luz. Debemos iluminar el camino que lleva a Él. ¿Cómo podemos iluminar el camino? Sería la reflexión. El versículo dice que con buenas obras.

Primero debemos dejar en claro que no se hacen buenas obras para alcanzar la salvación. Esta es por gracia y gratis. Entonces, como seguidores de Cristo, porque ya le conocimos y le estamos escuchando, deseamos hacer buenas obras. Ahora bien, no piense que buenas obras se limitan a alimentar huérfanos, visitar enfermos o llevar el mensaje a las prisiones. Hay muchas cosas que podemos hacer en la vida diaria para iluminar nuestro alrededor, muchas veces sin necesidad de gastar dinero o incluso dedicar tiempo especial.

Podemos sonreír todo el día, todos los días. Después de todo, debemos estar agradecidos por la vida terrenal y la eterna por añadidura. Podemos hacer nuestro trabajo diario con entusiasmo y buen humor. Podemos contagiar la alegría en nuestros centros de trabajo. Podemos relacionarnos con nuestros vecinos, compañeros de trabajo o familiares con una actitud que irradie un profundo amor a Dios. Podemos abstenernos de involucrarnos en conversaciones profanas o chismes. Podemos abogar para que exista armonía a nuestro alrededor. Etc.

Si puede donar una cantidad importante de dinero a una caridad, adelante, pero el punto es que podemos ser luz en pequeñas dosis diarias con nuestra actitud y acciones. Recuerde que lo importante es que nuestro comportamiento haga que quien nos observe alabe a Dios.

Somos la Sal

Lo que dice la Biblia:
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor?  Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee…” (Mateo 5:13)

Son palabras de Jesús a sus seguidores. O sea, nosotros. ¿Tenemos claro entendimiento de lo que significa? Somos la sal, esto es, somos lo que da sabor, lo que sazona, lo que le da validez realmente a los alimentos. Entonces debemos sazonar las vidas de los que nos rodean con nuestro conocimiento de la Palabra y con la gracia de nuestro maestro.

¿Nuestros vecinos están atribulados por un problema familiar? Nuestras oraciones, consejo, apoyo y comprensión, salpicados de citas bíblicas llevarán algo de paz. ¿Algún compañero de trabajo pasa por una depresión? Nuestras oraciones y versículos de sabiduría bíblica pueden restablecerlo. ¿Alguna amistad terminó una relación o perdió su empleo? Nuestras oraciones junto a la referencia de las promesas de Dios de estar siempre cerca del creyente le sostendrán. Muchas situaciones se presentarán cada día en que al mostrar la gracia de Dios y revelar Su Palabra, traerá el sazón a la vida. Si somos la sal, es nuestra tarea.

La cita además es significativa cuando consideramos que la sal en el mundo es de lo más económico que hay. Esto nos debe mantener humildes. Somos la sal, pero no debemos vender caro nuestro servicio. Por gracia somos salvos, por gracia debemos cumplir con nuestra encomienda. No podemos escatimar la sazón, o incluso ser selectivos. La sal no discrimina entre el pollo y el pescado, sino que funciona para todo alimento. Igual debemos actuar nosotros.

Si somos la sal, debemos ocuparnos en que no falte el sabor en las mesas de nuestro alrededor. No deseamos que nos pase lo que dice al final de Mateo 5:13, ¿verdad?, así que evitemos el volvernos insípidos.

domingo, marzo 16, 2014

Los Planes de Dios

Lo que dice la Biblia:
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).

Son palabras de Dios a la gente que estaba en el exilio en Babilonia a través de una carta que Jeremías envió a los ancianos que estaban con los deportados. ¿Podemos adoptarlas como nuestras? Sin duda. Si bien no somos judíos, nos convertimos en hijos adoptivos de Dios cuando decidimos aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Y mientras no lleguemos a la Tierra Prometida, al lado de nuestro creador, se puede decir que estamos en el exilio.

Por lo tanto podemos creer que Dios tiene planes para cada uno de nosotros. Y lo mejor de todo es que, como dice la cita, son planes de bienestar y no de calamidad. ¡Buenas noticias! ¿Por qué entonces parece que algunos de nosotros navegamos de calamidad en calamidad? El problema es que Dios no es el único que tiene planes. A veces nos ponemos a seguir nuestros “propios” planes, elaborados por nosotros mismos sin consultar a Dios. Planes que incluyen fuertes elementos de búsqueda de lo material, de quedar bien con los demás o de pretendida felicidad según la opinión de las mayorías.

Hay un tercero que hace planes para nosotros: el diablo. Y esa es la peor alternativa, que seamos manipulados para seguir sus planes. Normalmente el diablo usa la influencia del mundo para convencernos de adoptarlos, por ejemplo con mensajes subliminales de promiscuidad sexual a través del cine y la televisión, o popularizando videos o mensajes vulgares y ofensivos a nuestro Dios.


La clave entonces es verificar que los planes que adoptemos para nuestras vidas estén en sintonía con los perfectos de Dios. ¿Cómo podemos hacerlo? En oración y con lectura de la Palabra de Dios. Si abrimos un canal de comunicación con Él, sabremos qué hacer y qué decisión tomar en cada encrucijada que enfrentemos. 

miércoles, marzo 12, 2014

¿Qué Buscamos?

Lo que dice la Biblia:
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: -¿Qué buscan? -Rabí, ¿dónde te hospedas?  (Rabí significa: Maestro.) (Juan 1:38).

Quizás recuerde el pasaje. Dos discípulos de Juan estaban con él, cuando pasó cerca Jesús. Juan lo reconoció y le dijo a sus discípulos: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!” De inmediato los discípulos dejaron a Juan y se pusieron a seguir a Jesús. Difícilmente Juan se sintió mal porque lo abandonaran sus discípulos. De hecho el propósito de su vida se estaba cumpliendo con la llegada de Jesús. Seguramente para eso estaba preparando a sus discípulos.

Pero imaginemos que somos de los discípulos, que dejando a Juan, comenzaron a seguir a Jesús. Cuando este los vio, se volvió y les preguntó: “¿Qué buscan?” De verdad reflexionemos, si Jesús se nos presentara de repente y nos preguntara “¿Qué buscas?” ¿Sabríamos qué contestarle? Se nos podrían ocurrir repentinamente muchas cosas, por ejemplo: “Señor, sáname,” “Señor, ayúdame con mi problema,” “Señor, cuida a mi familia,” paz para nuestro país, alivio a la pobreza, un coche, un nuevo celular, un nuevo empleo, más amigos, etc. ¿Usaríamos nuestra respuesta para pedir un deseo?

También podríamos usar nuestra respuesta para satisfacer alguna curiosidad. De hecho los dos discípulos de la historia bíblica así lo hicieron, contestaron con otra pregunta: “Rabí, ¿dónde te hospedas?” Quizás queramos saber eso, o cómo es el cielo, o cómo es el infierno, o si un familiar nuestro se salvó antes de morir, o si un cristiano puede beber vino, o…

En serio, ¿sabríamos contestar la pregunta de Jesús? Medite un poco, si lo seguimos, no sería remoto que inesperadamente se plante frente a nosotros y nos pregunte: “Y tú, ¿qué buscas?” No hay una respuesta “correcta” o única. Usted y sólo usted tiene que pensar cómo va a contestarle a Jesús.

martes, marzo 11, 2014

Perseverar

Lo que dice la Biblia:
Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha (Lucas 8:15).

La cita está dentro de la parábola de la semilla y la buena tierra. ¿Recuerdan que una parte cayó junto al camino, otra entre rocas y otra entre espinos? Esas semillas se perdieron. Seguramente todos nosotros deseamos estar entre lo que se considera buen terreno. ¿No es así? Pero notemos que no basta escuchar la palabra con corazón noble y bueno, sino que se requiere además RETENERLA y PERSEVERAR.

Pasaron años para que José viera cumplir su sueño de que sus hermanos se inclinarían ante él. Pasaron años para que David viera cumplido el ungimiento que Samuel le hiciera nombrándolo rey. Si queremos ver resultados inmediatos, estaríamos buscando hacer las cosas a nuestro modo sin preguntarle a Dios cuál es el tiempo adecuado según los planes que importan, los de Él.


No desesperemos si las cosas no salen de inmediato: familiares reacios a escuchar la palabra de Dios, enfermedad resistente a los tratamientos, injusto trato por parte de autoridades o socios en negocios, etc. De hecho lo que más nos debería preocupar es que reflejemos a Jesús en nuestro diario andar. Esa es una labor que nos debería ocupar. Dios tardó una semana en crear el universo conocido, pero está tomando más tiempo en convertirnos en un hijo amado. Si Él nos tiene paciencia y está perseverando en su obra, ¿cómo no perseverar nosotros?

Prueba de la Fe

Lo que dice la Biblia:
Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia (Santiago 1:2-3).

En la Versión Reina Valera se indica que la prueba de la fe produce paciencia. Ya sea paciencia o constancia, lo que queda claro es que la prueba de la fe genera algo positivo en la vida del cristiano. Ahora bien, este no es un versículo que uno esté ansioso de ver cumplido en la propia vida. Dudo que alguien quiera enfrentarse con diversas pruebas. O que alguien esté orando porque Dios le mande más pruebas.

Tenemos que reconocer que reaccionamos a las pruebas, según lo que tenemos dentro. El gran escritor C. S. Lewis dijo en alguna ocasión: “una provocación repentina no me convierte en un hombre de mal temperamento, más bien muestra qué tanto mal temperamento hay dentro de mí.” Esto es cierto. Nuestro carácter sale a flote en las circunstancias adversas.


Si algo sale mal, ¿se molesta con los de su alrededor?, ¿le echa la culpa del problema a alguien más?, ¿hace coraje y golpea física o mentalmente algo o alguien? Muchos reaccionan de manera semejante. Pero, ¿qué tal si adoptamos la perspectiva de Dios? La próxima vez que algo nos salga mal, AGRADEZCAMOS a Dios por poner a prueba nuestra fe y con paciencia planeemos cómo solucionar el problema. ¿Difícil? Sí. Pero si deseamos que nuestro carácter se asemeje al de Jesús, debemos tomar el reto.

lunes, marzo 10, 2014

Promoción

Lo que dice la Biblia:
Y respondí: "En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno. Pero mi justicia está en manos del Señor; mi recompensa está con mi Dios." (Isaías 49:4)

¿Alguna vez se ha sentido decepcionado por la falta de interés por el Evangelio a su alrededor? Hemos hablado de Jesús a familiares, vecinos, compañeros de trabajo y ellos siguen actuando como si nada de lo que mencionamos importara. No estamos solos en dicho sentimiento. Isaías también se “cansó” de hablar de Dios sin obtener respuesta. En Isaías 49:4 leemos que el profeta se estaba quejando de haber desperdiciado su energía. Algo así como decir: “Señor: renuncio, nadie me hace caso. Tú viste mi esfuerzo, así que me pongo en tus manos.”

Está en la naturaleza humana: no ver resultados, implica… abandonar el esfuerzo. Suena lógico. Excepto para Dios. La naturaleza divina reaccionó diferente. Leamos la respuesta de Dios en Isaías 49:6: "No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra."


Isaías estaba renunciando y lo que hizo Dios fue… promoverlo. Algunas cosas podemos aprender de esta reacción. A nosotros nos toca poner el esfuerzo, los resultados le tocan a Dios. Por mucho que creamos estar haciendo, siempre existe un reto mayor para nuestras habilidades. No debemos pensar en “jubilarnos” de esparcir el Evangelio, debemos pensar en llevarlo un paso más allá. En conclusión: no debemos renunciar, sino redoblar el esfuerzo.

Buenas Nuevas

Lo que dice la Biblia:
Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían (Lucas 2:17-18).

Prácticamente nadie lo sabía. Para la mayoría de la gente, María era una jovencita envuelta en el rumor del escándalo. José un resignado y pobre marido. Sólo ellos y quizás unos pocos familiares con fe, sabían quién iba a nacer. No consiguieron lugar en la posada y tuvieron que conformarse con el establo. Dios encarnado iba a llegar a este mundo de la forma más humilde posible.

Cuando nació Jesús, Dios tenía el poder de desplegar fuegos artificiales, provocar terremotos, detener la rotación de la Tierra, o cualquier otra hazaña que mostrara al mundo que algo importante había ocurrido, que por fin había llegado el Salvador a este mundo. También pudo haber esperado a que el Twitter y el Facebook fueran una realidad para que la noticia se volviera viral. Pero no. Eligió anunciarlo a unos pastores. Ese es nuestro Dios que se enaltece en la humildad por muy compleja que resulte la frase.


Cuando alguien cumple años, lo llamamos para felicitarlo, o incluso, si es cercano a nosotros, le llevamos un regalo. ¿Cómo vamos a celebrar el cumpleaños de Jesús? Los pastores abandonaron a sus ovejas para ir a verlo y contaron lo que vieron. No llevaron pañales, ropita o juguetes, sino simplemente ¡contaron lo que vieron! ¿Qué mejor regalo para el recién nacido?

domingo, marzo 09, 2014

Aceptar sin Juzgar

Lo que dice la Biblia:
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa (Mateo 1:24).

¿Alguna vez se ha molestado, sentido ofendido o incluso decepcionado con alguien? Resulta que no es el único. De hecho, debido a la convivencia diaria, es inevitable que nos sintamos mal por algo que nuestra pareja, amigos, familiares o simplemente conocidos, han hecho. José no fue la excepción. Estando ya comprometido con María se enteró que ella le había sido infiel. El compromiso en ese entonces era algo tan serio como el mismo matrimonio. Así qué desde la perspectiva de José no había traición más grande que saber que su prometida le había fallado.

Tendemos a juzgar rápidamente y a condenar a las personas que nos fallaron casi de inmediato. José ya había tomado la decisión de dejar a María. Afortunadamente la intervención de Dios lo evitó. Dios tenía un objetivo con el embarazo de María y evitó que fuera condenada indicándole a José lo que estaba pasando. José entendió el mensaje y obedeció a Dios.

La lección que debemos tomar de José es que a pesar de las evidencias condenatorias, le creyó a Dios. Enfrentó a las costumbres de la época y actuó contra ellas siguiendo la voz de Dios. Nosotros debemos aceptar, perdonar e incluso regresar bien por mal a las personas a nuestro alrededor. Quizás no entendemos el plan maestro de Dios, pero debemos creerle cuando nos indica que debemos aceptar a quién aparentemente hizo mal.

Buscar Su Rostro

Lo que dice la Biblia:
El corazón me dice: "¡Busca su rostro!" Y yo, Señor, tu rostro busco (Salmos 27:8).

El verdadero cristiano no es aquel que realiza rituales sofisticados cada domingo, sino el que busca una relación con Dios. Seamos claros. No estamos diciendo que debemos dejar de congregarnos los domingos, o dejar de cantar alabanzas, o dejar de celebrar la Cena del Señor cada mes. Se trata de entender que todo esto se hace como motivación, recordatorio o inspiración para… ¡Buscar Su Rostro! El versículo de Salmos 27:8 indica que una fuerza interna, el corazón, nos conmina a buscar al Señor. El corazón puede haber sido inspirado por testimonios de la iglesia, por oraciones de los hermanos, por alabanzas llenas de emoción, por predicaciones del pastor, etc., todo eso está bien, pero la clave es que radica dentro de nosotros mismos la misión fundamental e individual de buscar Su rostro.

A veces perdemos inercia y la rutina nos hace ignorar ese llamado del corazón. Si eso nos llega a pasar, hagamos un esfuerzo por recordar nuestro primer amor. Ese tiempo cuando en medio de nuestros problemas por fin comprendimos que Jesús nos estaba llamando. Ese tiempo en que ansiábamos que llegara el domingo para aprender más de Dios y compartir con los hermanos esa nueva realidad. Ese tiempo en que anhelábamos leer Su Palabra y el tiempo de oración era dulce y reconfortante.

“Y yo, Señor, tu rostro busco,” debe ser una realidad nuevamente y de aquí en adelante. No malgastemos nuestro tiempo y esfuerzo en alcanzar metas intrascendentes. No cuando tenemos una gran misión a lograr enfrente de nosotros. Una misión que nos da vida plena mientras la buscamos y vida eterna cuando la logramos: ¡Buscar Su Rostro!

jueves, febrero 13, 2014

Alguien Está Orando por Mí

Lo que dice la Biblia:
¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará?  Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros (Romanos 8:33-34).

En la Biblia hay versículos de todo tipo: interesantes, asombrosos, retadores, inspiradores, etc. Sin embargo las palabras fallan para poder describir qué tipo de versículos son Romanos 8:33-34. Qué pensamiento tan poderoso saber que el propio Jesús está… ¡orando por nosotros!

De por sí ya es reconfortante saber que ofrendó su vida por nuestra redención. Estábamos condenados y él nos rescató. Pero la historia no acaba ahí. Él resucitó, ascendió al cielo y está a la derecha de Dios. Y no está como conquistador, disfrutando su triunfo sobre Satanás, o como gobernante de nuestros días dictando órdenes. Está a la derecha de Dios, intercediendo por nosotros.

¿Ha orado por alguien? ¿Se ha alegrado cuando alguien le dice que está orando por Usted? ¿Verdad que es reconfortante saber que alguien está de rodillas por nosotros? Cuánto más si ese alguien es Jesús. Como dice el versículo: “Dios es el que justifica. ¿Quién condenará?”


Saber que Jesús mismo está orando por nosotros nos debe motivar a orar por los demás. Siempre hay alguien que está en necesidad, en dudas, urgido de atención. Intercedamos por ellos siguiendo el ejemplo de Jesús. Como dice Santiago 5:16: “La oración del justo es poderosa y eficaz”.

miércoles, febrero 12, 2014

Despertar del Sueño

Lo que dice la Biblia:
Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos (Romanos 13:11).

Washington Irving publicó en 1819 una novela corta que pronto se hizo famosa: Rip Van Winkle. Es la historia de un personaje, cuyo nombre es el título de la novela, que durmió, nada menos que durante… 20 años. Tomó un licor extraño en un claro de un bosque y despertó 20 años después con una larguísima barba. Dos cosas destacan en la novela: Rip Van Winkle era flojo por naturaleza y estaba escapando del trabajo diario de la casa cuando se quedó dormido. Segundo, cuando se acostó los Estados Unidos estaban bajo el reinado de Jorge III de Inglaterra y cuando despertó el país tenía como presidente a George Washington, así que Rip Van Winkle durmió mientras una revolución se llevaba a cabo.

Reflexionemos sobre esto por un momento considerando a los cristianos del día de hoy. ¿No nos estaremos perdiendo de la acción? Jesús viene y los cristianos tienen que empuñar las armas de la revolución espiritual. Cualquiera diría que Pablo, autor de la Epístola a los Romanos, escribió el versículo teniendo en mente a los Rip Van Winkle del mundo cristiano. “Ya es hora de que despierten del sueño…” parece ser no solamente un buen consejo para un dormilón, sino incluso un llamado a la batalla.


¿Qué estamos haciendo por el Reino? Esperemos que la respuesta no sea: ¡Dormir! Pero si lo es, no se avergüence, simplemente tómese un cafecito (para despertar bien) y prepárese para enrolarse en el ejército de Jesús. Busque a su líder espiritual para ver en qué área de la batalla pueden ser útiles sus talentos. ¡Una revolución está en marcha y no podemos quedarnos dormidos!

Pueblo de Dios

Lo que dice la Biblia:
Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido (1 Pedro 2:10).

A veces olvidamos que fuera de Dios no hay esperanza. Así como la gente que viajaba con Moisés de repente renegaba y añoraba los tiempos de esclavitud en Egipto, hay quien olvida el grandísimo honor se ser parte del Pueblo de Dios. Al aceptar a Cristo, no solo Dios nos prometió vida eterna sin merecerlo (la más grande de las misericordias), sino que nos adoptó como miembros de Su Pueblo.

¿Qué significa ser miembros del Pueblo de Dios? Es disfrutar ser conciudadanos de gente redimida, libre de sus pecados del pasado, optimista por el porvenir. Es tener una membresía en un club libre de preocupaciones, sabedores que alguien se ocupará en rescatarnos si nos metemos en problemas. Es poseer una familia que comparte nuestras creencias y nos entiende. Es el haber sido adoptados por el mejor padre al que se puede aspirar: Dios.


Así que dejemos de añorar esos tiempos en que el alcohol era el centro del entretenimiento, en que la promiscuidad sexual parecía atractiva, en que la mentira y el engaño eran algo ingenioso y disfrutemos nuestra nueva vida como ciudadanos del Pueblo de Dios. Demos gracias por pertenecer a él y exploremos sus beneficios, comenzando por leer el Manual del Ciudadano: La Biblia. Si aún no tiene su pasaporte, ¿qué espera para obtenerlo? Es gratis. Si ya lo tiene… ¡Goce y disfrute el pertenecer al pueblo con las mejores expectativas de vida: el Pueblo de Dios! 

lunes, febrero 10, 2014

Insignificancia

Lo que dice la Biblia:
Pero, Señor objetó Gedeón, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia (Jueces 6:15).

A veces sentimos que no tenemos la estatura de los grandes líderes y por lo tanto no podemos hacer mucho por la iglesia de Dios. ¿Cómo testificar al vecino, al compañero de trabajo, al amigo, a la propia familia… si “yo soy el más insignificante de mi familia”? Cierto que Gedeón fue el autor de esta frase, pero se nos olvida seguir leyendo.

La verdad es que Dios estaba llamando a un héroe improbable en Gedeón. Simplemente no parecía tener pasta de líder, sino que era una persona sencilla quizás como cualquiera de nosotros. Pero Dios le dijo: “Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo” (Jueces 6:16). Esa es la parte importante. No quiénes somos, sino quién es Él. Cuando se juntaron 32,000 israelitas para la batalla, Dios redujo el ejército a un nada impresionante número de 300. Quería dejar en claro que la batalla la ganaría Él, no Gedeón.

¿Qué tenía que hacer Gedeón? ¡Ir a la batalla por fe, con las probabilidades en contra! Es una hermosa lección para nuestras vidas. Cuando sintamos que las circunstancias nos agobian, que no podremos sacar adelante ese trabajo, esa misión, ese proyecto, debemos recordar que Dios dijo: “Yo estaré contigo.”

domingo, febrero 09, 2014

Sin Deudas

Lo que dice la Biblia:
Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor. No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley (Romanos 13:7-8).

Es sorprendente observar a una gran cantidad de cristianos sofocados por las deudas. Hay quienes tienen un saldo tan grande en las tarjetas de crédito, que mes a mes tienen que pagar la cantidad mínima lo cual genera intereses tan grandes que se vuelven una pesada carga. Hay quienes han pedido prestado, y continúan haciéndolo, a amigos, familiares y vecinos, con la consecuencia de que luego los evitan porque no tienen para pagarles. Amistades se pierden, familiares se alejan y las deudas siguen ahí. Hay quienes incluso han decidido dejar de pagar, sufriendo amenazas de embargo por parte de despachos de abogados en busca de la cobranza.

Cristo dijo que seríamos libres. El problema es que a veces nos falta sabiduría para poder vivir con nuestros limitados medios y el entorno nos convence de cambiar la modesta televisión por una pantalla de gran tamaño, el auto compacto por un último modelo, el departamento austero por una casa amplia, la ropa de la tienda de descuento por la de las boutiques de Tucson, etc. Aunque los bancos ofrecen crédito fácil y los comercios abonos pequeños, las deudas que contraemos se vuelven difíciles y grandes.

“No tengan deudas pendientes con nadie…” dice el versículo. La tarjeta de crédito sólo se debe usar si el saldo total puede ser cubierto a final del mes, de otra forma, debe estar escondida. Oremos porque los hermanos entiendan que las facilidades modernas para acceder al crédito no son sustituto de la Palabra. Porque nuestros empleos o negocios sean capaces de proveernos para cubrir cualquier deuda antes contraída y que seamos capaces de contentarnos con lo que nuestros ingresos permitan adquirir sin deudas.

sábado, febrero 08, 2014

La Fe de Noé

Lo que dice la Biblia:
Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe (Hebreos 11:7).

Muchas veces consideramos el relato del Arca de Noé como una historia para niños. Y está bien que los niños se maravillen del evento, pero es incorrecto que como adultos dejemos de reflexionar sobre algunos aspectos de la historia. Por ejemplo, el arca puede verse como un tipo de Cristo. Abordar el arca, implicaba salvarse del diluvio, pero la gente prefirió burlarse de su construcción en lugar de buscar cómo podría ser parte del pasaje.

Hoy en día, no vemos a un aprendiz de carpintero montar tabla sobre tabla de un bote gigante en tierra firme, sin embargo observamos a pastores, ministros, maestros de la Palabra, construyendo con esfuerzo la Iglesia de Dios y los menospreciamos, o nos abstenemos de buscar ayudarlos porque tenemos cosas más importantes que hacer. Simplemente no creemos que la venida de Cristo esté cerca.

Que no se repita la historia. En ese entonces, cuando la gente vio que comenzaba a llover, seguramente reconoció que Noé tenía razón, pero ya era demasiado tarde como para subirse al arca. Por fe, busquemos a Cristo ahora que tenemos tiempo. Y más aún, busquemos no solo ser parte de esa embarcación por la que vendrá Jesús, sino también apoyar al Noé de la localidad en su construcción.

lunes, febrero 03, 2014

Renovación de la Mente

Lo que Dice la Biblia:
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).

Quizás no exista nada peor que un cristiano que no se distingue de los no seguidores de Cristo. Cuando decidimos seguir a Jesús, nos separamos del mundo. ¿Cómo entonces podemos comer, beber, trabajar, relacionarnos con los demás como si nada hubiera pasado? La cita de Romanos 12:2 dice que no nos amoldemos al mundo actual. ¿Cuál es el mundo actual? Basta echar un vistazo a las películas de Hollywood, a las series de televisión, a los eventos sociales del entorno. Los ejemplos que provienen de ahí transpiran que el alcoholismo es algo normal, que el uso de drogas es decisión personal, que la promiscuidad sexual es algo divertido, que el chisme es algo natural, que la mentira es obligada, etc.

Al decir que no nos amoldemos al mundo actual, no significa que nos salgamos de él y que nos convirtamos en ermitaños, sino que no permitamos ser contagiados por una forma de vida caótica y lejos de aquella deseada por Dios para nosotros. Debemos estar en el mundo, pero debemos ser “sal y luz” para el mundo. Debemos separarnos claramente de las tendencias mundanas y ser diferentes en un mundo abatido por el pecado.

No estamos solos en dicha misión. Dios está con nosotros, nos apoyará y nos dará recompensa. Y la recompensa no solo será en la vida eterna (suficiente de por sí), sino que incluso durante nuestra estancia en la Tierra recibiremos gratas consecuencias por no mentir, no beber, no tomar drogas, no caer en la promiscuidad sexual, etc. Las consecuencias serán, entre otras,  paz, gozo interior, satisfacción, y por supuesto, cercanía con Dios. ¡Recompensa suficiente como para renunciar a los placeres que el mundo ofrece!


Silencio

Lo que Dice la Biblia:
Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: “Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando” (Mateo 15:23).

Hay pocas historias de Jesús tan inquietantes como esta. Quizás la recuerde: En la región de Tiro y Sidón una mujer cananea le gritaba a Jesús que tuviera compasión de ella porque su hija estaba endemoniada. La respuesta de Jesús, como leemos en Mateo 15:23, fue… el silencio. Muchos podemos identificarnos con esta mujer. Hemos visto o hemos escuchado muchos milagros realizados por Jesús, tanto en el pasado, como en nuestras vidas diarias. Y cuando tenemos un problema y le pedimos algo…, no obtenemos respuesta.

“Jesús no le respondió palabra.” Muchas veces sólo empeora la participación de otras gentes, como en el caso del versículo, la de los discípulos: “Despídela para que deje de gritar” (parafraseando). Al parecer, si uno continúa leyendo la historia, a Jesús no le preocupaba el problema de la mujer y además la estaba discriminando por su origen, comparándola incluso con un “perro.” Parece una anécdota triste.

Sin embargo terminemos de leer la historia, la mujer insistió, Jesús alabó su fe y le cumplió su milagro. ¿Cuántos de nosotros no nos quedamos aturdidos por el silencio y descartamos el insistir, el mostrar nuestra fe y exhibir humildad? Aprendamos de la persistencia de la  mujer cananea de la historia y perseveremos en la oración. El silencio de Jesús no debe ser un factor que desmotive, sino una oportunidad para abrir nuestras almas.